Sabores del otoño turolense: setas, trufa y tradición
Cuando llega el otoño, Teruel se transforma. Los bosques se tiñen de ocres, el aire huele a tierra húmeda y los mercados se llenan de productos que solo esta estación sabe regalar. Es tiempo de setas, trufa negra temprana, guisos de caza y calabaza asada, esos ingredientes que evocan hogar, fuego lento y cocina de verdad.
En nuestro restaurante, celebramos esta época con un menú que rinde homenaje a los sabores más auténticos del otoño turolense, elaborados con productos de proximidad y recetas que conservan la esencia de la tradición.
El bosque en el plato: setas y boletus
Las setas son las protagonistas de las cocinas turolenses en esta temporada. Boletus, níscalos, trompetas de los muertos o rebollones —como aquí los llamamos— llenan los montes de Gúdar-Javalambre y Albarracín.
En nuestra carta, las preparamos con mimo: revuelto de setas con jamón de Teruel y huevo de corral, un plato sencillo pero irresistible, donde cada bocado sabe a campo y tradición. El aroma de las setas recién salteadas, el toque salado del jamón y la suavidad del huevo hacen que este plato sea un clásico que nunca pasa de moda.
El diamante negro de Teruel: la trufa temprana
Pocas cosas hay tan exquisitas como la trufa negra turolense, un tesoro subterráneo que empieza a perfumar nuestras cocinas a finales de otoño. En la provincia de Teruel, especialmente en la zona de Sarrión, se encuentra uno de los mayores productores de trufa negra del mundo.
Su aroma intenso y su sabor inconfundible transforman cualquier plato. En nuestro restaurante, la servimos con pasta fresca, en huevos camperos o rallada sobre un buen guiso de carne. Un gesto sencillo que convierte lo cotidiano en algo extraordinario.
Caza y calabaza: el otoño más sabroso
El frío trae consigo la temporada de caza. Los guisos de jabalí o ciervo, cocinados a fuego lento con vino tinto y hierbas de monte, llenan el comedor con ese aroma tan característico de la cocina de otoño.
Y para equilibrar tanta intensidad, llega la calabaza, dulce y versátil. En puré, asada o en crema, es la compañera perfecta para acompañar carnes o servir como entrante reconfortante. Nuestra crema de calabaza con virutas de trufa y picatostes caseros es uno de esos platos que abrigan el alma y preparan el cuerpo para el frío.
Tradición, producto y cercanía
Cada ingrediente que llega a nuestra cocina cuenta una historia: la del agricultor, el recolector, el ganadero… personas que mantienen viva la esencia de nuestra tierra. Por eso apostamos por el producto local, por la cocina sin artificios y por esos sabores que nos devuelven a la infancia.
El otoño en Teruel es sinónimo de sabor, de aroma y de calidez. Te invitamos a vivirlo con nosotros, plato a plato, en un ambiente acogedor donde el fuego, el vino y la buena compañía son los mejores ingredientes.